20/3/10

VIEJOS AMIGOS

Menuda sorpresa la de ayer. Me crucé con Carlos, ¡desde los tiempos del barrio que no nos veíamos! Era el alma del grupo, ¡Qué grande! era el mejor, menudo derroche de simpatía; un imán para las chicas. Hace ya más de treinta y cinco años de aquello. Mantiene su arrebatadora sonrisa de antaño y, los nuevos kilos ganados no le restan atractivo. ¡Menudo era! Nos dimos un fuente apretón de manos, nos entró nostalgia, y fuimos a celebrarlo a nuestro bar de juventud. No sabia por donde empezar a recuperar el tiempo perdido, pero él estaba práctico y pidió dos cervezas. Tan "tiquismiquis" como siempre, le reprobó al camarero la mancha de carmín de la jarra (en otros tiempos nos habríamos partido de risa a costa de ella), el camarero se puso chulo y, casi terminan la pelea en la calle. Yo a mis años me sentía abochornado y solo quería desaparecer. Él tan presumido y con ese porte de gallardía, tal vez chulería, que le acompañaba a todos los sitio... Ahora me acuerdo la que se montó cuando le pilló su novia formal con la otra...¡uf! Todo por culpa de su engreimiento y poca visión para los acontecimientos. Siempre nos metía en líos... ¡miedo nos daba aveces salir con él! Pero bueno, era lo que se podía esperar de un hijo de papá, con las espaldas bien cubiertas. En ocasiones era tonto hasta decir vasta, en otras taimado y bellaco hasta la extenuación. Así era él: Golfo, idiota, inútil, absurdo, necio y majadero... y necio. No supe como escapar de aquel bar con dignidad: -Se me hace tardísimo para el "curro" tío, tenemos que vernos pronto; con todos los de la banda ¡eh! (...y ahí te quedas, como hace más de treinta y cinco años).
¿Por que me habré cruzado con el anormal del Carlitos ayer...? Cuantos recuerdos, que tenia bien olvidados, me revolotean hoy por la cabeza...

No hay comentarios: